El pingüino emperador es el protagonista de uno de los acontecimientos más llamativos de la vida animal conocido como marcha de pingüinos.
Cada año, cuando prácticamente todas las aves marinas migran para escapar del duro invierno de la Antártida, el pingüino emperador emprende un recorrido hacia el polo sur.
¿Cuál es el propósito de este desplazamiento? Conoce la respuesta en este artículo.
Propósito de la marcha de pingüinos
Por extraño que parezca, el objetivo de esta peculiar migración es aparearse y conservar la especie.
Antes de que llegue el invierno en la helada Antártida, los pingüinos emperadores realizan el ritual del cortejo, durante el cual el macho y la hembra se lanzan gritos el uno al otro que les servirán para reconocerse más adelante.
La incubación
Cuando la hembra pone su único huevo sobre el hielo, se lo entrega al macho quien a partir de ese momento debe encargarse de su cuidado.
Para hacerlo, el macho inmediatamente toma el huevo sobre sus patas y lo introduce en su bolsa incubadora que consiste en un pliegue de piel ubicado justamente arriba de sus patas y bajo los rollos de gordura sobre su estómago.
Una vez que el huevo está a salvo, la hembra se va al mar a alimentarse y abastecerse de alimento para su polluelo que pronto verá la luz.
Obstáculos durante la incubación
Durante todo el tiempo que dura la incubación, es decir, durante 65 días, el macho se enfrenta a las condiciones climáticas más adversas, a temperaturas extremas de incluso -55° C, vientos fuertes y constantes tempestades de nieve.
Por todo esto se dice que ninguna otra especie animal procrea e incuba sus polluelos en circunstancias más difíciles.
Y no solo esto, sino que mientras dura la incubación, el macho consume sus reservas de grasa corporal, pues durante este tiempo no come sino que se dedica únicamente a la loable tarea que la hembra le encomendó.
Debido a las altas temperaturas y para tener éxito en la incubación, todos los machos que están empollando se apoyan mutuamente.
Para ello cuando arrecian los vientos (que pueden alcanzar los 200 km/h), se apiñan y se alternan, de modo que a cada uno le toca pasar algún tiempo en la parte interior del círculo y algún tiempo afuera en el frío.
El regreso de la hembra
Transcurridos los 65 días y con una exactitud sorprendente, la hembra, que ha engordado bastante, regresa a la colonia justo en el momento exacto para la eclosión del huevo, después de haber recorrido hasta 150 km.
Una vez llega, localiza a su pareja entre tantos machos gracias a que durante el cortejo, memorizaron la voz del otro lo cual les permite localizar sin mucho esfuerzo a su compañero.
Tras su llegada, el hambriento macho le entrega el pollo recién nacido a la hembra y emprende ahora un recorrido hasta el mar donde estará durante un tiempo recuperando la fuerza y el peso que perdió mientras empollaba.
Por esta conocida marcha de pingüinos que realiza, sumado a otras razones como su excepcional tamaño, el pingüino emperador es considerada una de las especies más asombrosas del mundo animal.
La marcha de pingüinos llevada al cine
Este majestuoso espectáculo fue considerado digno de ser llevado a la gran pantalla en forma de documental dirigido por el francés Luc Jacquet, en el que se daba a conocer al mundo lo que el mismo director llama como «la leyenda del emperador».
Este documental, cuyo título es El viaje del emperador (en España) o La marcha de los pingüinos (en América Latina) fue estrenado en 2005 y galardonado con el premio Óscar a la mejor película documental.