A lo largo de la historia, todos los países han procurado alcanzar un nivel de desarrollo económico óptimo que les permita garantizar progreso y calidad de vida a sus ciudadanos.
Y han sido muchos los que lo han logrado y que entran en la lista de los llamados países desarrollados, que incluye a aquellos que crecen más que otros y que están más cerca de aproximarse a un estado de progreso total. Mientras que hay otros países (la mayoría) que se desarrollan muy lentamente, que crecen sin poder transformarse; éstos son los llamados subdesarrollados. Sin embargo, ¿qué se considera desarrollo?
El desarrollo económico
En términos económicos, el desarrollo implica una elevación sostenida del ingreso real por habitante, un mejoramiento de las condiciones de trabajo y de vida, una composición equilibrada de la actividad económica, una difusión generalizada de los beneficios del progreso entre toda la población, una aptitud de la sociedad para el disfrute pleno de los dones económicos y culturales, que en esencia constituyen la denominada calidad de vida.
Sin embargo, debe quedar claro que no se considera desarrollo cuando un país tenga un nivel de calidad alto, pero dependa del comercio exterior o de inversión extranjera y que si uno de estos factores se interrumpe se genere una caída de los niveles de desarrollo alcanzados.
Crecimiento, desarrollo y progreso ¿hablamos de lo mismo?
Con frecuencia se emplean los términos crecimiento, desarrollo y progreso como sinónimos, pero en realidad no lo son. Veamos por qué.
El crecimiento se da cuando las variables macroeconómicas, como el Producto Interno bruto, el ingreso, la inversión y el consumo de los habitantes en tiempos reales, toman valores que se ajustan a una tendencia ascendente.
Obviamente, el incremento sostenido de esas variables, aunque las tasas fluctúen, permite que el país en cuestión mejore su potencial económico y que su población disponga, de una corriente más voluminosa, y probablemente más variada en su composición, de bienes y servicios de consumo. Este aumento sostenido en la producción de bienes y servicios es sin duda crecimiento.
Ahora bien, el desarrollo conjuga la capacidad de crecimiento con la capacidad de transformación de la base económica y con la capacidad de absorción social de los frutos del crecimiento.
El desarrollo es un proceso integral socioeconómico, que implica la expansión continua del potencial económico y el poder de cambio para aprovechar los resultados de esa expansión en el mejoramiento total de la sociedad.
Por su parte, el progreso, es la situación a la que conduce el desarrollo, es decir, es la consecuencia de este, y que permite la incorporación, de modo permanente y estable, de los adelantos económicos, tecnológicos, institucionales y de todo orden al sistema de vida de la sociedad, lográndose así lo que se ha identificado como calidad de vida.
Como se ve no basta con poseer los bienes sino que deben ser cabalmente aprovechados y para ello se requiere un estado de progreso.
Políticas para el desarrollo
Los países en búsqueda de conseguir el tan anhelado desarrollo, han creado planes y políticas de estado que en ciertos casos han contribuido al aumento sostenido del producto real por habitante, en su mejor distribución, en su óptimo aprovechamiento para el bienestar social, en la diversificación de las fuentes de riqueza, en el pleno empleo de la fuerza de trabajo y en un alto grado de independencia económica.
Estos objetivos son perseguidos a través de reformas que inciden en la actividad económica de los entes públicos y privados. Entre las reformas frecuentemente empeladas están: las tributaria, agraria, monetaria, bancaria y financiera, laboral, administrativa y urbana, por mencionar solo algunas.
Desarrollo tributario
La reforma tributaria, afecta al régimen de impuestos, tasas y contribuciones, afectando las condiciones económicas de la personas, y empresas, induciendo en ellas reajustes en su conducta y actividad, que se concretan en variaciones del nivel y de las composición del gasto de consumo e inversión, en el ahorro, en la distribución del ingreso, en la asignación de recursos productivos a diferentes sectores y ramas de la economía, en el nivel de precios, entre otros.
Desarrollo agrario
La reforma agraria, afecta a la distribución de la propiedad de la tierra cultivable entre los particulares, su tenencia, disposición, uso y rendimiento y por tanto tiende a establecer un régimen de producción, distribución, y aprovechamiento de la riqueza agrícola.
Desarrollo monetario
Mediante una reforma monetaria se busca hacer de la moneda un instrumento del crecimiento económico equilibrado propiciando su estabilidad y operatividad, su paridad externa al nivel requerido para alcanzar el equilibrio de la balanza de pagos sin sacrificar el potencial de importación y estimulando la exportación.
Desarrollo bancario y financiero
Una reforma bancaria y financiera busca colocar a la banca y las instituciones financieras al servicio de los sectores más dinámicos y transformadores de la economía, para favorecer la formación y desarrollo de un mercado abierto de capitales a distintos plazos y para frenar las exacciones usuarias en los préstamos y descuentos.
Desarrollo laboral
A través de una reforma laboral se busca establecer condiciones de trabajo justas con niveles decorosos de salarios reales, estabilidad de empleo, movilidad de la fuerza laboral, capacitación de trabajadores y dignas condiciones de retiro.
Desarrollo administrativo
Los países también llevan a cabo reformas administrativas para modernizar, agilizar, hacer más eficiente la administración pública en todos sus niveles, en función de las necesidades de crecimiento.
Desarrollo urbano
Por último, las reforma urbanas se emplean para ordenar el crecimiento de las ciudades, racionalizarlo, evitar deformaciones del bienestar social, evitar el mal uso del suelo, propiciar una mejor distribución espacial, económica y social de la población, subsanar problemas de vivienda, facilitar el funcionamiento de los servicios colectivos, todo ello dentro de una concepción integral y objetiva de la conservación de los recursos naturales y de la calidad de vida de las personas.
En resumen, el desarrollo económico de un país está estrechamente relacionado con la generación de riquezas y el progreso o calidad de vida de todos sus habitantes. No debe confundirse con el término crecimiento pues tienen significados distintos y con el objetivo de alcanzarlo se han implantado diversas reformas en los países que lo buscan.