Se conoce como moratoria nuclear a la interrupción momentánea del adelanto de las políticas de edificación y puesta en movimiento de centrales nucleares.
En la época de los años 70 y 80 del siglo pasado, cobró auge a razón de algunos accidentes en diversas partes del mundo.
Debido a ellos, una parte de la sociedad científica y la ideología inicial ecologista surgieron para resguardar las actividades que implican la fisión atómica y suponían un peligro para los ciudadanos y el medio ambiente en el colectivo, los riesgos de las fugas radioactivas o la compleja realización de los residuos.
En consecuencia esto llevó a varias entidades gubernamentales a plantearse la parada, y a veces la finalización de los programas nucleares que ya se estaban desarrollando.
Moratoria nuclear en España
A la detención breve de los programas nucleares se le denominó en España moratoria nuclear, ya que no implicaba la clausura de infraestructuras activas, sino exclusivamente la suspensión de nuevas construcciones.
Esta moratoria finalizó en 1997, pero desde entonces la edificación de nuevas centrales nucleares requiere el consentimiento previo de la administración en Consejo de Ministros, por lo que sigue siendo una decisión política.
Debido a esta moratoria, en España el monto eléctrico incluyó entre 1996 y 2015 un canon o sobrecargo para las grandes compañías eléctricas en indemnización por los enormes gastos que realizaron para comenzar a levantar centrales nucleares que no se terminaron de cimentar al invalidar el Estado los permisos de manera personal.
El Debate Nuclear
El debate sobre la energía nuclear trata sobre la controversia que ha rodeado el despliegue y el uso de reactores de fisión nuclear para generar electricidad a partir de combustible nuclear para fines civiles.
Opiniones a favor
Los defensores de la energía nuclear argumentan que es una fuente de energía sostenible que reduce las emisiones de carbono y puede aumentar la seguridad energética si su uso suplanta la dependencia de los combustibles importados.
Asimismo, los defensores promueven la idea de que la energía nuclear prácticamente no produce contaminación del aire, en contraste con la principal alternativa viable del combustible fósil.
También creen que la energía nuclear es el único camino viable para lograr la independencia energética para la mayoría de los países occidentales.
Asimismo, hacen hincapié en que los riesgos de almacenar el combustible gastado son pequeños y pueden reducirse aún más mediante el uso de la última tecnología en reactores más nuevos, el reciclado de combustible y el quemado de radioisótopos de larga duración.
De hecho, el historial de seguridad operacional en el mundo occidental es excelente en comparación con los otros tipos principales de centrales eléctricas.
Opiniones en contra
Por el contrario, los opositores dicen que la energía nuclear supone muchas amenazas para las personas y el medio ambiente.
Estas amenazas incluyen riesgos para la salud y daños ambientales derivados de la extracción, el procesamiento y el transporte de uranio, el riesgo de proliferación o sabotaje de las armas nucleares y el problema no resuelto de los desechos nucleares radiactivos.
También sostienen que los reactores son máquinas enormemente complejas en las que muchas cosas pueden salir mal, y ha habido muchos accidentes nucleares graves. Los críticos no creen que estos riesgos puedan reducirse con la nueva tecnología.
Argumentan que cuando se consideran todas las etapas de la cadena de combustible nuclear que consumen mucha energía, desde la extracción de uranio hasta el desmantelamiento nuclear, la energía nuclear no es una fuente de electricidad baja en carbono.
Economía de las centrales nucleares
La economía de las nuevas centrales nucleares es un tema controvertido, ya que hay opiniones divergentes sobre este tema y las inversiones multimillonarias se basan en la elección de una fuente de energía.
Las plantas de energía nuclear generalmente tienen altos costes de capital para construir la planta, pero los costes directos de combustible suelen ser bajos.
Por lo tanto, la comparación con otros métodos de generación de energía depende en gran medida de los supuestos sobre los plazos de construcción y el financiamiento de capital para las plantas nucleares.
Las estimaciones de costes también deben tener en cuenta los costes de desmantelamiento de la planta y almacenamiento de residuos nucleares.
Por otro lado, las medidas para mitigar el calentamiento global, como un impuesto al carbono o el comercio de emisiones de carbono, pueden favorecer la economía de la energía nuclear frente a los combustibles fósiles.